La violencia en Coahuayana se intensifica con la explosión de un coche bomba en medio de una disputa entre CJNG y Tepalcatepec, dejando un rastro de destrucción y temor
Morelia, Michoacán.- La explosión de un coche bomba frente a la base de la policía comunitaria de Coahuayana volvió a colocar a Michoacán en el centro de la violencia criminal, ya que el ataque, perpetrado por dos presuntos kamikazes que ingresaron con el vehículo hasta la comandancia antes de activarlo, forma parte de la confrontación que mantienen el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel de Tepalcatepec y Cárteles Unidos, por el control de la región, señaló el secretario de Seguridad federal, Omar García Harfuch.
El funcionario explicó que el estallido no ocurrió mediante un artefacto abandonado, sino que los agresores llegaron directamente al inmueble antes de detonar los explosivos.
“No fue un coche bomba que hayan dejado y que después hayan detonado, sino que llegan, se estacionan y es cuando explota”, detalló.
Confirmó que dentro del automóvil viajaban “un conductor y una persona adicional”, quienes murieron en el ataque junto con cuatro integrantes de la policía comunitaria.
La explosión, que alcanzó cientos de metros a la redonda y dejó escombros esparcidos sobre techos, árboles y hasta un kínder cercano, sacudió una zona marcada por la competencia entre grupos criminales.
De acuerdo con Harfuch, la agresión deriva directamente de “una pugna entre un grupo afín al CJNG y a otro grupo, que es Cárteles Unidos”, donde también intervienen operadores del Cártel de Tepalcatepec en la franja costera.
Durante su mensaje, el secretario introdujo un señalamiento que generó suspicacias en la comunidad.
Aseguró que el ataque tuvo como blanco a la policía comunitaria porque esta “está vinculada con uno de estos líderes”.
Aunque no mencionó identidades, la alusión recae sobre Héctor Zepeda, conocido como el comandante Tetos, jefe de la corporación comunitaria y señalado desde tiempo atrás por supuestos vínculos con el Cártel de Tepalcatepec.
La fuerza del estallido dejó en ruinas la comandancia comunitaria y provocó pánico en los alrededores.
La operación de policías comunitarias en Coahuayana surgió con la expansión del CJNG y la desarticulación de los Caballeros Templarios.
No obstante, su cercanía con actores locales ha generado dudas sobre su independencia frente a los cárteles que se disputan la franja costera.
El señalamiento de Omar García Harfuch alimenta esta discusión en un contexto donde la frontera entre autodefensas legítimas y estructuras cooptadas por el crimen se ha vuelto cada vez más difusa.
La indagatoria fue turnada a la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada, que deberá determinar la naturaleza jurídica del atentado.
Aunque el ataque involucró un vehículo cargado con explosivos y ejecutores kamikazes, el gobierno federal ha evitado catalogarlo como terrorismo y lo mantiene dentro del ámbito del crimen organizado, lo que puede definir el tratamiento penal del caso.
La explosión en Coahuayana expone nuevamente la vulnerabilidad de las comunidades ubicadas en zonas de disputa.
Entre cárteles enfrentados, policías comunitarias fracturadas y autoridades que apenas contienen la escalada, la región se hunde en una violencia donde los límites y alianzas se transforman con rapidez.
La posible conexión del comandante Teto con uno de los grupos en pugna añade un elemento más a un escenario ya marcado por la desconfianza y la inestabilidad.


